El otoño de las gallinas / Notas sanfabianinas

 

Cuando llega marzo y se han marchado los veraneantes, las gallinas sanfabianinas recuperan el control de los espacios. 

Pehuenches, mapuches y chiquillanes del valle de Alico se han extinguido o mixturizado en una modernidad líquida. Hoy solo quedan ellas, con su donaire y sus huevos verdosos, celestinos y esmeraldas, como testimonio de los siglos en reversa.

Como buenas copuchentas no paran de parlotear, aunque a veces guardan inescrutables minutos de silencio.

Un glamour milenario las acompaña. Las hay jaspeadas, aperdizadas, iridiscentes, algunas parecen pintadas por Gustav Klimt, otras salpicadas por Joan Miró.

Cual comienzo de novela garciamarqueana, las emplumadas soberanas del territorio se reúnen sobre la mesa sin mantel para repasar los pormenores de la estación, recordar a las hermanas cazueleadas y anticipar formas de sobrevivencia para los meses fríos que se avecinan.

Foto y texto: Jorge Muzam

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