La tragedia de Cachapoal / Crónicas de San Fabián de Alico


Jorge Muñoz Zambrano

El viernes 29 de enero de 1999 comenzó en la cordillera como cualquier día de verano. Frescura de amanecer temprano. Vecinos diligentes dirigiéndose a sus tareas del día. Y los dos buses de la familia Caro preparándose para su habitual recorrido a San Carlos, a las 7 y 8 de la mañana, respectivamente.

El que debía salir a las 7 se retrasó algunos minutos. El conductor, Julio Caro Hernández, fue deteniéndose ante cada uno de los 28 pasajeros que subieron al bus. Trabajadores agrícolas, dueñas de casa, estudiantes, y más de alguna familia completa. Cuando eran 5 para las ocho emprendió la abrupta bajada hacia Cachapoal. Fue entonces que el bus comenzó a acelerarse solo, cada vez más rápido, totalmente fuera de control. Los intentos del conductor de frenar o cambiar la dirección fueron en vano. El bus pasó de largo hasta estrellarse contra un viejo castaño que lo partió en dos.

Se escucharon lamentaciones y gritos desgarrados. Algunos lugareños concurrieron a ayudar a los heridos. La situación era dantesca. Había personas fallecidas, otras en estado muy grave y varios policontusos. El bus estaba completamente destrozado, lo que daba cuenta de la magnitud de la tragedia. Pronto llegaron los equipos de emergencia y la policía.

La noticia se difundió rápidamente por la prensa nacional. Las radios de la provincia empezaron a informar. Acudieron reporteros. El primer balance hablaba de 11 fallecidos. Los días siguientes esa cifra aumentó.

El día de los funerales, San Fabián enteró acompañó el cortejo. El dolor era colectivo. Todos eran hijos de la comuna. Amigos, familiares, conocidos. Gente que se ve y saluda a diario. Para un pueblo tan pequeño era como si a cada familia le faltara un integrante, o dos, o tres.

Desde entonces, la tragedia de Cachapoal ha quedado en el recuerdo como uno de los episodios más tristes de nuestra historia comunal. La canción ranchera "La curva maldita" y el documental "Cachapoal de Ñuble" del realizador Marco Alvial, rememoran en la actualidad los pormenores de aquel lamentable suceso.

Foto: Archivo Sanfabistán

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