Jorge Muzam
Los faltes eran comerciantes rurales o buhoneros que provistos de dos grandes canastas acomodadas sobre el lomo de un caballo llegaban hasta los lugares más recónditos de San Fabián a vender sus productos. Algunos lo hacían a pie, soportando en sus brazos el peso del canasto. Hablamos de los años 50 hacia atrás, donde los caminos eran dificultosos hasta para los animales.
En sus canastas transportaban las más heterogéneas mercancías tales como velas, fósforos, agua de las Carmelitas, jabón gringo, tabaco, bicarbonato, amoníaco, madera del Oriente, colonia Lancaster, pasta de zapatos, peinetas, cintas para el pelo, medias blancas con tira roja, cuerdas, agujas, mallas para el cabello, pañuelos, mentholatum, crema Gana y Lechuga, polvos de cara Harem, colonias y coloretes para labios y mejillas, azul para el enjuague de las prendas blancas, cortaplumas, hojas de afeitar, tocuyos y franelas para confeccionar prendas básicas de vestir, obleas chinas y capellados con los que la misma gente fabricaba suecos usando plantillas de palos de laurel.
Loa más recordados faltes de San Fabián son Flaulino Valdés, Raúl Contreras, Manuel "Chico" Contreras, Ernesto Maraboli, Julio Martínez, Ceballos, Cofré, Pedro Pablo, Cunino y don Becar. Ellos proveían los productos más elementales y también noticias frescas, mensajes, buenas nuevas, pequeñas chucherías para la vanidad y hasta juguetitos novedosos. Eran los Melquíades locales transportando la magia de las pequeñas cosas por los senderos cordilleranos.
Fotografía: "El Roble Huacho". @Romina Ledesma
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