© Víctor Naldo |
Surgen los primeros y arremolinados vientos que destruyen y desordenan todo a su paso.
Las amarillas hojas terminan por oxidarse y el tapiz que fabrican sus formas por el suelo, terminan acariciando la mirada de cualquiera.
Crecen los suspiros y el sol (que en verano golpeó con rudeza) pareciera ser más amigable. Su arrepentida timidez se pone a nuestra merced.
Los campos descansan, duermen entre los árboles y observan la leve desnudez de sus ramas.
Las cocinas humean incansablemente. Sus sabores y aromas excitan el paladar y las mentes de muchos.
Surge el deseo de pensar. La necesidad de reparar el mundo, el espacio y la mitad de este gran universo.
Los pensamientos de vez en cuando se tropiezan entre si. La mirada angustiada del campesino se turba, se retuerce igual que el sentido sobreexplotado del viñatero, que llora en silencio por el precio de las uvas.
Entre Marzo y Abril muere una vida y nace otra. Se entremezclan colores que pintan una fría incertidumbre.
Víctor Naldo
Escritor de Portezuelo
0 Comentarios
Déjanos tu opinión y síguenos en Facebook, Instagram, Twitter y TikTok!