El día que murió Nicanor Parra / Notas de San Fabián de Alico

 

Jorge Muzam

En pocas horas se preparó un acto sencillo y solemne en la plaza de San Fabián. Estaban todos los que habitualmente sienten algún apego por los temas culturales del pueblo. Las organizaciones, los artistas, los lectores, los funcionarios a honorarios del municipio.

Un escenario adornado com velas y motivos parrianos. Fueron pasando por el micrófono cantantes y declamadores. En ese entonces yo estaba a cargo de la cultura municipal y leí un texto que improvisé minutos antes. Porque todo ocurrió muy rápido. San Fabián era la cuna del antipoeta universal, y los medios de comunicación, grandes y pequeños, no tardaron en llegar.  La seremi de cultura de entonces hizo un brevísimo acto de presencia y se fue a los pocos minutos. El ex alcalde Iván Contreras, entrevistado por TVN junto al viejo municipio donde gobernó diez años. Porque fue él precisamente quien logró traer a Nicanor el 96. 

Mi relación con Nicanor es de larga data. Mi abuelo Enrique atesoraba los libros parrianos en su atiborrada biblioteca. A veces leímos poemas, divertimentos del vate iconoclasta, sentencias del Cristo de Elqui. Según la información que decía manejar, el hogar de la familia Parra estuvo realmente por calle 21 de Mayo norte, frente a lo que actualmente es la Cooperativa de Agua Potable. Por cierto que no fui riguroso en proveerme de sus antecedentes, es decir, nadie espera que la muerte golpee a la puerta tan de repente, y así fue como mi abuelo se fue el 2016 llevándose sus rutas de investigación hasta un nunca jamás. Otros antiguos consultados han indicado que el hogar parriano estuvo en el sector Los Guindos, al otro lado del río. Pero el consenso mayoritario se ha inclinado por fortalecer el imaginario de Las Guardias.

Repito que leí a Nicanor desde pequeño. Me eran familiares sus formas poéticas, sus provocaciones, desacralizaciones, su teorización, su voz, su biografía. Era el hijo pródigo de San Fabián de Alico que solo volvió una vez para comer cazuela cordillerana y empinarse un chuico en la plaza de armas.

Durante mis años de profesor de historia en San Antonio nos enviamos varios mensajes con el antipoeta. Teníamos un amigo en común, el profesor Jaime Hinojosa, que pasaba a verlo a diario, e incluso me tenía invitado a su casa, pero el tráfago de los días, las largas horas de clases, los hijos pequeños, los viajes de ida y vuelta, el doctor, la farmacia, la verdulería, el supermercado y mil cosas que surgían cada jornada, me obligaba a postergar esa visita. Pero Nicanor al menos sabía que otro sanfabianino estaba cerca, mirando el oleaje del Pacífico a escasos kilómetros de Las Cruces. Lamentablemente, nuestro querido mensajero Hinojosa tuvo un accidente fatal en la ruta, y la comunicación con Nicanor quedó interrumpida. 

El 25 de enero de 2018 fuimos de madrugada al funeral de Nicanor. Manejaba la van don Osvaldo (el querido Chino, una leyenda municipal). La comitiva sanfabianina estaba compuesta además por el ex alcalde y poeta Iván Contreras; Urzito Quiñones y Leonor Almuna representando a las organizaciones culturales locales, y también a Voces Cordilleranas; Rodrígo Ávila y Fernando Jiménez, ambos concejales vinculados al desarrollo cultural, y yo, como encargado cultural municipal. Fue un viaje ameno, amigable, respetuoso, de compartir vivencias ancladas en el territorio del Alico.

Fuimos recibidos como una delegación destacada. Quedamos sentados muy cerca de la familia del antipoeta. Era la cuna del vate la que se hacía presente en la capilla. A escasos metros, la presidenta Bachelet. Justo atrás nuestro, el poeta Raúl Zurita, quien me dio la mano, cálida y aterciopelada como la mano de un santo laico.

El cortejo fúnebre por las estrechas calles de Las Cruces se tornaba complejo debido a la multitud de personas y vehiculos, por lo que optamos por regresar a San Fabián de Alico, sabiendo que estuvimos allí, junto al cuerpo inerte del vate, que quizá nos contemplaba, espiritual y socarrón, desde algún techo, disfrazado de paloma o de nubecilla costera.  





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