Más respeto con la historia y menos odio entre vecinos / Reflexiones solitarias


Lorena Ledesma
Escritora argentina y editora de Sanfabistán

Un hombre grita desgarradoramente en una plaza de Corrientes a mediodía. Es un loco de Malvinas, dice alguien por ahí. Va vestido de soldado y la edad coincide.

Hoy me acuerdo de ese día al leer los comentarios en las noticias deportivas. El patrón se repite: aguante Inglaterra y las Malvinas son inglesas. Evito contestar porque juzgo que allí, en ese espacio, no hay lugar para la reflexión.

Los locos de Malvinas fueron pibes que mandaron a la guerra y vivieron un infierno en la tierra. Hoy, muchos de ellos son seres errantes y atormentados. Muchos fueron pobres, la mayoría no tenía formación militar. En la escuela y en la vida, muchos pudimos aclarar que esto no es culpa de Chile, fue un elemento entre las nefastas decisiones de los ingleses y argentinos que gobernaban en esos tiempos.

Comentar desde el odio y la ignorancia hace que el fútbol cumpla su misión política más perversa: crear otros enemigos. Esta causa está apoyada por los medios, que no se esfuerzan ni un poco por evitar la escalada de odio y resentimiento basado en el más elemental y vacuo fundamento de que el rival es mi enemigo y no le tendré piedad.

Así se diluye el valor del deporte en tanto disciplina que requiere de talento y esfuerzo.

Así es que me asqueo de ciertos colectivos.

Así, en estas reflexiones solitarias, es que elijo no ser parte de todo gran evento de manera irracional. Así me hago, en cierto punto, inmune a las alusiones que quieran hacer mañana de los resultados.

Yo soy argentina, allí me hice y desde lejos lo sigo siendo. Gane o pierda la selección, nada cambiará. El fútbol es solo un entretenimiento del que puedo llevar la cuenta para la charla casual, pero jamás una excusa para alimentar odios ni resentimientos.

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