Jorge Muzam
El 15 de agosto de 1933, se destacaba en el Boletín Parroquial de San Fabián de Alico el firme deseo de la Acción Cristiana del pueblo, en sus diversas ramas, por organizarse para terminar la torre de la iglesia.
Entres estas ramas se encontraba la Asociación de Mujeres Católicas, conformada por el siguiente Directorio:
Presidenta: señora Clotilde Matamala de Jarpa
Vice Presidenta; señora Emperatriz de Contreras
Secretaria; señora Albina C. de Herrera
Tesorera: señorita Concepción Arias
Directoras: señorita Joaquina Marabolí y señora María Mercedes V. de Meza
Por su parte, la Asociación de Jóvenes Católicas se reorganizó a través del siguiente Directorio:
Presidenta: señorita Juana Alarcón
Secretaria: señorita Julia Contreras
Tesorera: señorita Lidia Henríquez
Directoras: señoritas Berta Contreras y Olga Sepúlveda
Bibliotecaria: señorita Teresa Sepúlveda
La Asociación de Jóvenes Católicos quedó conformada de la siguiente forma:
Presidente: señor Manuel Benavides
Secretario: señor Humberto Castillo
Tesorero: señor Luis Parada
Directores: señores Víctor Manuel Contreras y Raúl Castillo
Una vez reorganizados se abocaron a preparar fiestas, rifas y bazares.
La rifa fue organizada por la señora Clotilde Matamala de Jarpa, para lo cual ella misma donó el primer premio consistente en una hermosa vaquilla. (1)
Donaron también premios las siguientes personas:
Los señores Guillermo Lagos, José Montecinos y Cura Párroco. Las señoras Mercedes Méndez de Herrera, Aurora Mercado de Méndez, Graciela E. de Rodríguez, Mercedes O. de Meza, Modesta Sepúlveda de Urrutia, Eduvijis Canales de Castillo, Flor María Sandoval de Castillo, María Labrín de Labrín, Emperatriz Rodríguez de Contreras, Gertrudis Ceballos de Olave, Abelina Contreras de Herrera, Celmira Hermosilla de Montecinos, Rosa María Rodríguez de Olave y Borja Vázquez de Troncoso. Las señoritas Zoila Rosa Cortés León, Aurora Castillo, Joaquina Marabolí, Aurora Alarcón, Juana Alarcón, Berta Contreras, Leonor Poblete, María Poblete, Rosa Méndez, Concepción Arias y Doralisa Gutiérrez.
Para la construcción de la torre fueron obsequiados dos trozos de madera de veinte metros de largo, por parte de don Abelino Montesinos, socio de la Asociación de Jóvenes Católicos.
Don Juan Castillo ofreció la madera necesaria para la tejuela del techo de la torre.
Para el arreglo interior de la iglesia, obsequiaron madera de álamo las señoritas Marabolí, don Arturo Urrutia y don Pedro Montesinos.
El 3 de septiembre de realizó la rifa. El premio mayor de la vaquilla se lo adjudicó la niñita Chelita Urrutia Sepúlveda. (2)
Además, fueron favorecidos con premios las siguientes personas: Nain Assadi, Hernán Poblete, Juan Pino, Rector del Seminario de Concepción, Roberto Salazar, Manuel Godoy, Pedro Montesinos, Juan G. Muñoz, Rogelio Garrido, Jorge Méndez, Humberto Valenzuela, Manuel Benavides y las señora y señoritas Sofía de R. Lama Gutiérrez, Rosa Sepúlveda, Dominga Gutiérrez, María Cruz Méndez, Abelina Contreras y María Garrido.
Además, dieron dinero las siguientes personas:
Señorita Rosa Cortés : $300
Señorita Concepción Arias: $50
Señoritas Marabolí: $15
Señora Amanda Meriño de Carvajal: $15
Club de Rayuela: $44,20
Otros ofrecimientos:
Don Andrés Henríquez ofreció madera
Señorita Joaquina Marabolí: tres álamos
Don Ricardo Ugarte: tablas de raulí
En el boletín de octubre de 1933 informaba que se continuaban los trabajos para reunir fondos para la torre de la iglesia. Detallaba que el Padre Mercedario Sanhueza había donado la tejuela para el techo y que la Asociación de Jóvenes Católicas había donado $50.
Posteriormente, en uno de los boletines con fecha indeterminada, se informaba que si bien la torre estaba por concluirse, aún faltaban fondos para su terminación, por lo que se iba a realizar una nueva rifa cuyo premio mayor "es un lindo y valioso aparador moderno con espejo biselado, y las señoras o señoritas que se lo saquen cuando lo tengan en su comedor, van a encontrar la comida mucho más sabrosa contemplándose en el lindo espejo casi de cuerpo entero". (3)
El 20 de abril de 1935 se bendijo solemnemente la torre del Templo Parroquial de San Fabián de Alico, tarea en la que venía empeñada parte importante de la comunidad católica local desde 1901.
Aquel día, el Cura Párroco, "en vibrante alocución, explicó el motivo del campanario en el templo católico, tomando como tema aquellas palabras de un célebre poeta chileno:
"La campana en la empinada torre
con sus ecos de austera melodía
a alabar al Señor llama en su nombre
cuando el sol nace y cuando muere el día".(4)
El resultado es lo que se aprecia en la fotografía superior. Bella e impresionante estructura que solo alcanzó a durar cuatro años y ocho meses, ya que el 24 de enero de 1939, un devastador terremoto acabó con este orgullo local.
Posteriormente se decidió que la siguiente parroquia fuese de piedra para que resistiese tales embates de la naturaleza. El resultado de esa decisión vio la luz a mediados de los años 60 y es lo que conocemos actualmente como Parroquia de San Fabián.
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Nota: Los nombres fueron transcritos tal como aparecen en el documento original. En particular, los apellidos Montecinos y Montesinos aparecen diferenciados de manera recurrente, entendiéndose que son dos ramas familiares distintas.
Imagen: Parroquia de San Fabián de Alico (1935)
Citas (1) (2) (3) y (4) : Boletín Parroquial de San Fabián de Alico (1933-1935)
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