En el cerro Malalcura

Foto del Cerro Malalcura. Predio Alfonso López y Carmen Muñoz.

Uno de mis mejores recuerdos de infancia los viví acá, con mi tata Alfonso y mi abuelita Carmen.

Veníamos por una semana entera a quedarnos al terreno de mis tatas, a la mitad del cerro Malalcura, recuerdo la cabaña y el techo que se aprecia afuera donde comíamos pollito de campo, y pan amasado hecho por mi abueli, recorrer el terreno con el tata, acompañarlo a plantar y regar arbolitos que ahora ya están inmensos, disfrutar persiguiendo a las lagartijas cuando salía el sol e intentar sacarles la cola y ver como se seguía moviendo sola, en las noches nos acostábamos temprano el tata nos contaba historias de el “león” que salía a recorrer así que el miedo a que nos comiera era mayor jajaj tenia una tele dentro de la casa en blanco y negro que la hacía funcionar con una batería, así que solo se prendía para ver las noticias. Pero en ese momento la tv no importaba, el cerro nos daba mil aventuras que no teníamos que imaginar ni ver en una pantalla. El resfalin de tierra era lo mejor, la ropa y nosotras quedábamos amarillas por la tierra del cerro… pero las duchas siempre fueron calentitas, el tata tenia un bidón gigante sobre un techo para calentar el agua con el sol.

 

También recuerdo llorar la noche anterior antes de ir al cerro porque no quería extrañar a mis papás que se quedaban en casa, pero ya estando en la montaña con mis tatas, mi hermana y alguno de mis primos, olvidaba esa pena… disfrutar cosas simples, la naturaleza, ver crecer un árbol y saber que la tierra te da según cuanto la cuides.

 

Estas historias ya pasaron hace 20 años pero las recuerdo como si fueran ayer.

 

Amo el Malalcura, le tengo un amor especial gracias a mis abuelos. Se que pronto, esta montaña amada, que tanto me dio y me sigue dando entregará lo que todos pedimos.

Texto y fotografía: Montserrat Troncoso López