Jorge Muzam
El 14 de mayo de 1916 apareció en el periódico El Heraldo de San Carlos el artículo "Visitando San Fabián". Firmado por un tal Wolney, la publicación informaba sobre numerosos aspectos de la comuna cordillerana.
Comenzaba así: "San Fabián es una pequeña comuna situada a 12 leguas al oriente viniendo a quedar entre una cadena de cerros por el lado norte y el río Ñuble por el lado sur".
El autor calculaba la población en 1.000 habitantes, aunque haciendo hincapié en que no había incluido a los "lugarejos llamados Cachapoal, Zemita, Trancura y El Roble".
A continuación se refería a los edificios del pueblo: "Muy poco edificado todavía talvez debido a la flojedad de sus propietarios; no cuenta con edificios públicos, esceptuando el Cuartel de Policía de propiedad municipal, que se encuentra en estado ruinoso y el edificio donde funciona la Escuela de Niñas, todas las demás oficinas fiscales o municipales pagan arriendo."
El siguiente subtítulo se refería a la Situación Comercial de la comuna: "mui próspera, debido a la gran afluencia de jente chilena, que viene de la República Arjentina por este boquete".
Tres grandes firmas lideraban el comercio.
La firma Manuel J. Concha, establecida en San Fabián en 1886, provista de un capital considerable, se dedicaba a la venta de trapos, paquetería, abarrotes y compraventa de frutos del país.
La firma B. Jaureguiberry y Cía, estaba compuesta por Beltrán Jaureguiberry y Juan B. Irigoyen, ciudadanos franceses establecidos en San Fabián en 1906. Contaba con numerosa clientela, tanto chilena como argentina. Se dedicaban a la venta de trapos, abarrotes, paquetería y compraventa de lanas, cueros de cabro y quilla, entre otros.
El tercer comercio en importancia pertenecía a Luis Manuel González, establecido como tal alrededor de 1908. También dedicado a la venta de trapos, abarrotes, paquetería y compraventa de productos del campo.
Le seguían en el comercio las firmas Silvano Quiroga en el rubro de abarrotes y fábrica de bebidas gaseosas; Milagro Baeza en paquetería; Eudoro Mercado en trapos; Domitila Matamala en paquetería, y varios comerciantes más en menor escala.
Todo este bullante comercio solo era posible en las estaciones cálidas, pues con el invierno los caminos quedaban intransitables y San Fabián entero se guardaba.
El siguiente subtítulo se refería al Resguardo de Fronteras. El personal estaba compuesto por:
Jefe: Eujenio Solar Armstrong
Interventor: Guarda 2° Caupolicán Hurtado
Guardianes 1° Toribio Labrín, Homero Harris y Luis Uribe
Guardianes 2° Lisandro Marabolí, Nieves Mora, Vicente Muñoz y Raimundo Valenzuela.
En El Roble se encontraba establecida la avanzada a cargo del Guardián 1° Toribio Labrín.
El siguiente subtítulo se refería a las Autoridades de San Fabián.
Primer Alcalde: Manuel A. Maldonado
Segundo Alcalde: Belisario Herrera
Tercer Alcalde: José Mercedes Rosales
Tesorero municipal: Manuel J. Contreras
Secretario: Marcelino Sobarzo
Juez de Subdelegación y Oficial Civil: Eudoro Mercado (subrogado en ese momento por el Jefe de Resguardo, Eujenio Solar Armstrong)
Telégrafo del Estado y estafeta: Adriana Quezada
La policía era comunal y constaba de seis integrantes, faltando en ese momento el nombramiento de un Comandante.
El cura párroco, Matías Madariaga, había sido trasladado a Bulnes y en su reemplazo había llegado un cura párroco desde Quirihue.
Había dos escuelas. Una de mujeres y otra de hombres. La Escuela de Niñas estaba a cargo de la preceptora Carmela Morales y su ayudante Emelina Quezada. Contaba con una matrícula de 82 alumnas y una asistencia media de 62.
La Escuela de Niños estaba a cargo del preceptor Francisco Matamala. Tenía una matrícula de 55 alumnos y una asistencia media de 46.
Al llegar al subtitulo Aspecto del pueblo, el articulista asume un tono crítico: "Mui mal aspecto presentan las calles de la ciudad, pues no tienen ni solera sus veredas, que solo tienen el nombre de tales. La plaza está en un estado lamentable, cerrada por sus contornos con alambre y desarrollándose que dá un gusto el pasto, que lo aprovechan los caballos de los mismos guardianes."
En el párrafo subtitulado Caminos, el autor se muestra particularmente severo con la población sanfabianina. Parte mencionando que el gobierno ha destinado $6.000 para el arreglo del camino que va de San Carlos a San Gregorio. Luego pregunta: "¿Por qué los habitantes de San Fabián no consiguen otro tanto? Simplemente por que no son batalladores, solo se dejan dormir y no se preocupan de conseguir lo indispensable para sus comodidades. Si carecen de algo bien merecido se lo tienen por su falta de iniciativa y patriotismo."
El siguiente párrafo se subtitula Boticas y dice textualmente: "Algo que hace mucha falta es una buena botica, o un farmacéutico, pues aquí en caso de una enfermedad grave en el invierno, solo se piensa en morir por que no hai alguien que sepa suministrar un remedio. Hai dos botiquitas que son de los Sres. Justiniano Carvajal una y Milagro Baeza la otra, pero solo tienen los remedios más conocidos. Ni aun médicas yerbateras curiosas se encuentran, que en un caso grave puedan servir de algo."
El último párrafo es de antología y se refiere a ciertos modos de convivencia entre los sanfabianinos. Dice el autor: "Algo que es mui comun aquí y que no debía incluirse en esta correspondencia, y que lo hacemos para que así recapaciten y no suceda más, es la chismografía. Aqui la mayor parte de las familias se mantienen alejadas unas de otras, y solo se preocupan de los pelambrillos que mas los deshune. Es así como cierto joven, que se retiró de esa ultimamente, fue envuelto en una serie de calumnias ante su misma familia por un individuo canalla, con careta de caballero. No obstante haberlo malquistado con un miembro de la familia, volvieron después a enredarlo con otra familia, pero por suerte el golpe fue parado a tiempo y nada de esto ha surjido. Tiempo es que se dejen de rencillas lugareñas que en vez de hacerlos acreedores a alabanzas, los hace acreedores a duros reproches de cuantos los visitan."
Cabe destacar el carácter de tesoro patrimonial de este breve artículo de 1916. En él se encuentran datos precisos de nuestra comuna. Cierta atmósfera pueblerina, descripción de un estilo de convivencia, evidencia de dinamismo comercial, de amplia relación fronteriza, y no pocos juicios de valor por parte del articulista, cuyo tono delata su enorme cercanía con la realidad que está describiendo.
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Nota: Las frases escritas en cursiva fueron reproducidas tal como aparecen en el articulo, con el estilo y modos ortográficos de la época.
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