Semana Santa y el silencio / Notas de San Fabián de Alico

 

Semana Santa siempre fue tiempo de guardar. Un silencio solemne se apoderaba de la comuna. Solemnidad de creyentes y respeto de no creyentes.

Hoy no parece ser muy distinto. Los sanfabianinos, en su mayoría, conmemoran esta ritualidad milenaria. 

Llegan miles de visitantes en el fin de Semana Santa. Algunos porque se han encantado previamente con el territorio. Porque han escuchado hablar de él. Para practicar turismo aventura bajo el clima amable del otoño inicial. O porque tienen lazos familiares indisolubles que los ligan a esta tierra.

Provienen de las más diversas ciudades del centro sur chileno. La belleza otoñal de San Fabián les atrae. La paz para un merecido descanso. El murmullo del río Ñuble con su bajo caudal de abril. Las montañas demarcando nuestra pequeñez en el cosmos. Las cabañas alquilables frente a montañas y ríos. Junto al bosque. Frente a esteros de piedra. O que permiten contemplar el escenario del Alico y el Malalcura desde la ventana o la terraza. 

Los restoranes ofrecen comidas sabrosas, realizadas con sabiduría, cuidado y cariño, contribuyendo con la felicidad y satisfacción que otorga un buen plato.

Otros gustan de acampar en medio de la naturaleza, o a cielo descubierto, observando el titilar de las estrellas hasta sumirse en un sueño profundo.

San Fabián de Alico es lugar propicio para la reflexión. Llámese turismo reflexivo, introspectivo, experiencial o contemplativo. El visitante solo pone el mate y la tortilla. Los escenarios los pone la naturaleza, tal como la música la ponen los pájaros, la brisa suave y el musitar incansable de esteros y ríos. 

El respeto personal, o responsabilidad para con el territorio y su gente, consiste simplemente en no alterar la naturaleza, en ser respetuoso con los lugareños y su forma de vivir, en no molestar las especies nativas, y en traerse toda la basura de regreso.

Por Jorge Muzam

Fotografía: Daniela Fuentes Candia / Sector El Corte, San Fabian de Alico, Región de Ñuble.