Jorge Muzam
Esta Semana de la Montaña quedará marcada en la historia como el comienzo del rescate de la cultura arriera por parte del equipo Prodesal San Fabián, en conjunto con los departamentos de cultura y comunicaciones de la municipalidad.
Semanas y meses de preparación, que incluyeron numerosas coordinaciones, solicitudes, confluencia de pareceres y hasta fructíferos debates, dieron como resultado la conformación de una semana vinculada al rescate de la mejor tradición arriero campesina.
El primer día los arrieros inmortales bajaron al valle a recibir su merecido reconocimiento por parte de la comunidad sanfabianina. A través de sus miradas profundas, de hombres que han visto y comprendido demasiado en la vida, percibíase la alegría de ser reconocidos, de que su vasta cultura arriera no se haya perdido en la niebla de la historia, y que muy por el contrario, está viva y muy presente en cada uno de los descendientes de esta tierra cordillerana.
Aquel día volvimos a disfrutar de un arreo por las calles del pueblo, de los silbidos interpelando al ganado, del ladrido de perros especialistas. La plaza quedó inundada de aroma a chivo y creo que pocas cosas hacen tan feliz a un sanfabianino como ese aroma entroncado a sus mejores recuerdos de infancia.
A un costado de la plaza, Prodesal instaló un puesto arriero premunido de todos los aperos usados en la montaña. Se encendieron braseros, se pusieron tachos para el agua, y se fue invitando a la gente a degustar mate y rebanadas de tortilla con queso, mientras afuera un arriero enseñaba a vestir una mula. En la calle otro arriero enseñaba a niños y visitantes a pasear en burro, y junto a la escultura de Renato Soto, la ingeniera forestal Kora Menegoz daba una clase magistral sobre hierbas medicinales cordilleranas. El canto popular provino de la voz y guitarra de don Manuel Contreras, y al día siguiente, de Juan Carlos, Erika y Leonor Almuna.
La semana prosiguió con muestras de artesanía en madera, cuero y lana, gastronomía típica y verduras orgánicas.
En gastronomía típica, el premio mayor fue para el plato "Bolas de Macho", sabrosa receta ancestral preparada por la señora Eduvigis Mariana Lobos.
La sensación que queda es que la comuna ha encontrado su rumbo. Este mirar hacia atrás, revalorizar lo propio, reconocer a nuestra gente más esforzada, es lo que faltaba por hacer. Hoy podemos decir con orgullo que la base de nuestra identidad cordillerana es la cultura arriero campesina.
Nota: Crónica y fotos 2019.
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