Día de Todos los Santos en San Fabián de Alico


Jorge Muzam

Nevó durante la madrugada, nevó a media altura, cubriendo las montañas con un chamanto blanquecino. Las pelusillas de los álamos se amontonaron junto a los cercos, en el borde de las acequias y la fresca humedad aromatizó de primavera el lento arribo del sol. 

Desde el amanecer se apostaron vendedores de flores, hortalizas y sombreros en la entrada del cementerio. Pausadamente, los sanfabianinos fueron llegando a visitar sus familiares difuntos, a entablar ese diálogo silencioso, tan íntimo, con quienes han partido. 

Juntos repasan sus formas de acompañarse, de quererse, de apoyarse, toda una vida de esfuerzo, de momentos plagados de esperanza, de amor, de necesidad. 

Con profunda solemnidad y respeto limpian sus sepulcros. Sacan la zarza, las viejas flores artificiales desgastadas por el clima y depositan flores nuevas, coloridas, que iluminan sus recuerdos y realzan la belleza del valle de San Fabián de Alico. Algunos traen un juguete, una fotografía renovada, una cerveza, también agradecimientos silenciosos y una memoria común anudada en la garganta.

Es un día de reflexión, de hermandad, de recuerdos donde la tristeza y la alegría se entrelazan en cada imagen, en cada sentimiento.


Nota: Crónica y fotografías de 2016.

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