El escritor y el yerbatero / Notas sanfabianinas


Jorge Muzam

Veníamos de Lara. Calor agobiante. Paramos en la plaza de San Fabián. Compramos tortillas y refrescos. Se nos acercó Cholito. Le ofreció boldo y paramela a mi suegro argentino. Le sugirió que no usara más de una hojita por infusión, o si no las consecuencias serían catastróficas. El boldo podría adormecer su virilidad, y la paramela podría convertirlo en un semental iracundo. "Ni los truenos lo derribarían", fueron sus palabras.

Cholito es un personaje querido en el pueblo. Exagerado para algunos. Sabio para otros. Chamullento para los menos. Suele ascender el Malalcura para proveerse de hierbas medicinales. Dice conocer la montaña como la palma de su mano y narra sin inmutarse sobre la vez que descendió montado en un cóndor. En los desfiles avanza solo, lentamente, con la suficiencia de un militar condecorado, con su canasto de mimbre y su bandera chilena como estandartes chamánicos, mientras la multitud lo vitorea a rabiar.

Antes de despedirnos nos tomamos esta foto de hermanos, de sanfabianinos que aman y protegen su territorio. 

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