Bicimáquinas

Se acaban los combustibles fósiles con la misma rapidez con que destruimos todo lo permanente que hay en el planeta, la belleza y la armonía, los irrecuperables sentidos asociados al vivir. Deforestación, sequía, inmundicia, contaminación de ríos, lagunas, napas subterráneas, extinción de especies, privatización de todo lo que pueda ser privatizado. Nos acercamos a un colapso general. Debemos adaptarnos a nuevos contextos, salvar lo que queda, y seguir viviendo. Y en esta adaptación las bicimáquinas tendrán un rol muy relevante. Tecnología a ras de suelo, al alcance de todos, impulsada por el ejercicio corporal, un par de engranajes y mil posibilidades de uso.

En San Fabián será vital. Y ya empieza a serlo, por eso el Taller de Bicimáquinas era tan importante. Pocos parecen entenderlo aun, pero sé que con el tiempo espabilarán hacia la cordura, hacia la simpleza, porque la ostentación nos cuesta muy cara a todos.

Francisco Soto, noble caballero, tierno, entusiasta, lleno de ideas y propuestas, se encargó de dictar el taller. Construimos una plataforma dispuesta para una bicicleta, una industria de licuar frutas pedaleando. El resultado fue exitoso, carnavalesco, porque todo se hace con fraternidad y alegría. Y de paso probando las delicias gastronómicas de Violeta. La amenacé con incorporarla al patrimonio cultural sanfabianino. Lo tiene más que merecido. La cocina de Violeta marca pauta con sabores, aromas y colores que emanan de los huertos del valle. 

Por mi parte espero construir una bici-bomba de agua. Porque la que tengo es solar, y el astro rey es muy dado a holgazanear detrás de las nubes dejando parada mi faena.

Gracias a Francisco, gracias a Juane, gracias a Violeta y al CESFAM de San Fabián por esta tremenda iniciativa. Esperamos que durante los próximos años se realicen infinidad de talleres como este, tan necesarios para nuestra comuna.

PD: Esta actividad se realizó en 2016, nos quedamos esperando, soñando.

Fotografías: 1) Poster de difusión, 2) Grupo del taller.