Jorge Muzam
Suele ser uno de los pocos recuentos que realizo al terminar un año y empezar el siguiente. Mis lecturas, porque es quizá una de las escasas actividades en las que tengo absoluto control basado en mis gustos, preferencias, ánimos y deseos de conocimientos específicos.
Parte de mis lecturas tramontarán este relevo de año gregoriano junto a mis desvelos y asuntos pendientes. Entre ellos, El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa, extraordinaria novela del premio Nobel de Literatura 2010, que pedí a la señora Clara Pinilla en la Biblioteca Pública de San Fabián de Alico, pequeño espacio adherido al liceo que alberga una valiosa colección de libros, y al que las injustas prioridades del Estado y el escaso interés del municipio no le han conferido un lugar propio, amplio y permanente desde donde contribuir al aprendizaje, cultura, resguardo patrimonial, entretenimiento y crecimiento personal de los habitantes de nuestro pueblo.
Otro de los libros que no alcancé a terminar el 2022, y que me acompañará seguramente durante al menos un par de meses, es Gente, años, vida, del gigante escritor soviético Ilya Ehrenburg. Libro de casi dos mil páginas que contiene un insuperable ejercicio de memoria personal del siglo XX.
Al menos durante enero seguiré leyendo la biografía O'Higgins, del historiador Jaime Eyzaguirre, particularmente porque la prosa es envolvente, y porque la vida del prócer, en cualquiera de sus etapas y contextos, resulta apasionante.
Tumulto, libro de memorias de Hans Magnus Enzensberger, sí lo alcancé a terminar y aún sigo reflexionando sus capítulos. Hace poco bajé otra obra del mismo escritor recientemente fallecido: Opus Incertum, o bien como lo titularon en español Un puñado de anécdotas, y lo empecé a leer el 31 de diciembre en la tarde, así que no sé en qué categoría ponerlo. Lo único que tengo claro es que procuraré leer durante 2023 todo lo que me falta de Enzensberger, partiendo por la relectura de Panóptico.
Un libro chileno que disfruté y admiré mucho se titula Crónicas de (mi) infancia y pertenece al escritor originario de Cachapoal y gran amigo personal, Juan Manuel Jeldres Garrido. Obra prodigiosamente narrada que nos transporta al mundo campesino de Ñuble de los años 40 en adelante.
Entre los libros que pretendo sumar a la brevedad a mis lecturas 2023, están Materialismo cultural, de Marvin Harris (libro que leí someramente en la universidad y que hoy deseo repasar reflexivamente); El viaje a la ficción, de Mario Vargas Llosa. Ensayo donde el Nobel peruano disecciona la obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti; Sombras sobre el Hudson, monumental novela del Nobel de Literatura 1978, Isaac Bashevis Singer, que no alcancé a leer el 2022, pero en la que deseo avanzar en estos primeros meses del nuevo año. Bashevis Singer es uno de los mejores narradores de todos los tiempos, y algunos admiradores como Henry Miller han dicho incluso que es el mejor. Ya he leído varias de sus novelas y espero leer su obra completa antes de que la calva señora pase a buscarme.
Todo esto es parte de lo que recuerdo en este momento, pero la verdad es que me acompaña un cerro de libros de papel a medio leer. Y una cantidad aún superior de libros en formato digital que tengo a medio camino. Manía, disfrute y también necesidad de aprehender las sabias voces de tantos hombres y mujeres que me antecedieron.
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