Pocos lectores en esta tierra olvidada / Notas de San Fabián de Alico


Jorge Muzam

El otoño y el vino se llevan muy bien. Así le digo a Ortiz Higuera, buen amigo universitario con el que compartimos labores en la cosecha de arándanos. Me avisa que vendrá estos días a compartir unos tragos. Me alegra saber que cuento con un nuevo amigo. No sobran interlocutores letrados en esta región. Mientras trabajamos juntos las horas parecían minutos hablando de cine, literatura o filosofía. No habíamos visto ni leído ni pensado exactamente lo mismo, así que ambos nos enriquecíamos. Luego él volvió a su universidad y yo a este valle azulado donde penan las almas del intelecto. Mencionarle a Steinbeck a un terrateniente es para que te quede mirando perplejo, con la cabeza ladeada, como perro que no entiende. Ni hablarle de Fassbinder a un representante del ministerio de educación, o de Pablo de Rokha a un director de colegio, o de Mahler a un profesor medio. Recitarle un poema de Bukowski a un abogado es para que te demande por presunta difamación. San Fabián de Alico es una tierra increíblemente hermosa poblada por rudos arrieros y campesinos curtidos en la sabiduría de la supervivencia; por finos artesanos que han heredado saberes ancestrales, y es a la vez una tierra de asnos ignorantes y malintencionados, sobretodo en parte del funcionariado. El soplonaje es parte de la rutina. Lamer suelas es cosa bien vista. Parecer de derecha da estatus. Envenenarse unos contra otros es comidillo cotidiano. Y lo peor es que casi nadie lee, muy pocos procuran alimentar su espíritu, escasas personas parecen tener inquietudes más elevadas que rezar un padrenuestro exculpatorio o dejarse palmotear el hombro por el mediocre político de turno. Cada uno cuida con ferocidad su pequeña parcela, su cuevita de trastos innecesarios, la parcialidad de su mezquina conveniencia.

La única sabiduría respetable está indudablemente entre los viejos. Matriarcas y patriarcas que con ingenio, tesón y generosidad le ganaron a todos los infortunios de su circunstancia.

Fotografía: San Fabián desde la cumbre del Alico. © Miguel Ortiz Higuera

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