Jorge Muzam
Un emotivo reconocimiento a don Francisco Hermosilla, uno de los arrieros emblemáticos de la cordillera sanfabianina, se realizó el 20 de enero de 2025 en la plaza de la comuna.
El reconocimiento fue precedido por una entrevista que realizaron integrantes de la Corporación Alico-Punto de Cultura Comunitaria, en conjunto con Prodesal San Fabián al arriero en su actual residencia particular en el sector de Pichinal.
Allí don Francisco relató aspectos desconocidos sobre su vida en la alta cordillera. La importancia vital de la familia, su esposa e hijos, la inclemencia climática, la distancia, los oficios que aprendió y desarrolló para sobrevivir entre las montañas, así como los pormenores de su trabajo de administrador en el fundo El Roble durante varias décadas.
El texto que condensó esta extensa entrevista lo realizó el historiador y presidente de Corporación Alico, Jorge Muzam, y su adaptación y lectura en la inauguración de la Semana de la Cultura Arriera lo realizó la poeta y dramaturga, Tania Sandía.
Don Francisco asistió junto a su familia y contempló el relato sobre su vida desde el Puesto Arriero "Los Troperos" instalado en el medio de la plaza.
El puesto ha sido erigido por funcionarios de Prodesal cada año desde 2019 como una forma de recrear y poner en valor este tipo de construcción precaria que se levanta en numerosos puntos de la cordillera para dar refugio al arriero en medio de su permanente trashumancia.
El alcalde de San Fabián, Sr Cristofer Valdés, junto a la presidenta de la Unión Comunal de la Cultura y las Artes de San Fabián, Sra Lorena Ledesma, otorgaron un reconocimiento a don Francisco Hermosilla ante la emocionada y respetuosa ovación del público.
Esta actividad marcó el comienzo de la Semana de la Cultura Arriera de San Fabián, versión 2025.
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Texto leído por la poeta y dramaturga Tania Sandía durante el reconocimiento a don Francisco Hermosilla.
Don Francisco Hermosilla y doña Fresia Fuentes, una larga vida en la cordillera de San Fabián de Alico
La historia que van a oír es real, es nuestra, porque habla de nuestra gente, de nuestro territorio, de la inmensidad de campos, lagunas, ríos y montañas.
Don Pancho Hermosilla y doña Fresia Fuentes conformaron un respetado y querido matrimonio de nuestra comuna. Ambos permanecieron casi toda su vida en la cordillera de San Fabián de Alico. Primero en Chacayal y luego en Roble Huacho.
Se dedicaron principalmente a las labores del campo, a la crianza y arreo de animales, a administrar las innumerables tareas del fundo El Roble y a sobrellevar las estaciones con la precaución y sabiduría aprendida de los ancestros.
Su hogar era un lugar de encuentro donde compartir y pernoctar en medio de la inmensidad cordillerana. A punta de mate, tortilla y amable hospitalidad fueron forjando amistades que perdurarían en el tiempo.
Sus vidas están impregnadas de incontables vivencias, anécdotas tanto divertidas como dramáticas, de largos viajes a las veranadas, así como del recuerdo de cientos de personas que vivieron en El Roble o pasaron por allí.
En aquellos años las distancias se medían de otra forma, dependía del clima, de los caminos, de la rapidez de los caballos, de la cantidad de animales que se arreaba. Las mulas eran vitales en la cordillera. Ellas llevaban la carga para la subsistencia. Algunas llegaban a cargar hasta 160 kilos.
En cada mes de marzo se hacía el rodeo. Llegaban baqueanos desde distintos lados junto con sus piños y había que ponerle la marca a fuego, mucho antes de que se impusieran los crotales. Eran labores intensas que ocupaban muchos días y donde la sabiduría de la misma gente y la sagacidad de los perros de arreo cumplían un imprescindible papel para que el ganado no se revolviera.
Los primeros años en Chacayal don Pancho fue campero y trabajó en las múltiples labores que demanda la vida en la cordillera. Incluso aprendió a techar las casas con carrizo, tal como se había hecho durante generaciones en los hogares de El Chacayal. Luego en Roble Huacho tuvo que hacerse cargo de todo. Nunca hubo un día de descanso ni vacaciones porque el trabajo en la cordillera es de todos los días, a veces también abarcando la noche, en verano e invierno, en otoño y primavera. Con nieve o granizo. Porque los animales tampoco pueden esperar. Necesitan atención, alimentación, protección ante el frío y el calor. Tal como los seres humanos.
En la cordillera, mujeres y hombres se entregan completamente para sobrevivir. Cada persona es una enciclopedia de oficios. En parte porque nadie los ampara en la soledad de las montañas. Sólo la fraternidad entre la misma gente que a veces vive a varios kilómetros unos de otros.
Día tras día, don Pancho y su caballo recorrieron cada rincón de la cordillera. Cada lugar con su nombre, su belleza y su peligro. Valle Hermoso, El Chico, El Feo, Las Águilas, El Renegado, Los Coltrahues, Nacimiento del Ñuble, el Cerro del Indio, Los Tábanos, la Subida del Enemigo, los 12 Maitenes, la Subida del Novillo, el Vaho del Toro, entre tantos otros, lugares que quedarán grabados en su memoria por siempre.
57 años estuvieron casados don Pancho y doña Fresia. Una larga vida marcada por la unión, el afecto, la responsabilidad y mucho esfuerzo. Tres hijos tuvo el matrimonio. Todos ellos criados en sólidos valores, principios, tradiciones y conocimientos propios de la gente de cordillera.
No hace mucho tiempo falleció doña Fresia dejando un legado imborrable de amor y sabiduría en su esposo, sus hijos, nietos y en todas las personas que tuvieron la fortuna de conocerla.
Hoy don Pancho Hermosilla vive en Pichinal, dedicado a disfrutar su familia y la tranquilidad de su hogar, cuidando sus parvadas de pavitos y conservando la vitalidad, energía y bondad que siempre lo ha caracterizado.
Agradecemos a don Pancho Hermosilla y a su hijo Daniel por acceder con tan generosa amabilidad a esta reconstrucción de aspectos de sus vidas en la cordillera. Reconocemos igualmente a quienes colaboraron para que este hito cultural se llevara a cabo: Lorena Ledesma de la Unión Comunal de la Cultura y las Artes; Juan Luis Sepúlveda de Prodesal; Paulo Acevedo de Prodesal; Jorge Muzam de Corporación Alico, y quien les habla, Tania Sandía, poeta y dramaturga.
Es por esto y tanto más que le brindamos un cariñoso aplauso y reconocimiento a él y a su familia por su larga trayectoria siendo parte de la cultura arriera de San Fabián de Alico. Muchas gracias
Fotografías: Lorena Ledesma
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